19 febrero 2015

Nuestra Historia #8: ¿Quien es Cam? IV

 
- A. vi perfectamente quien mató a mamá, sé quién es el traidor, y lo siento pero debo matar a tu marido.
 
...
 
Esa frase se quedo en mi cabeza como un eco en la montaña, no pude pegar ojo en los siguientes días. Cuando llegó la información de que seriamos rescatadas, también nos llego que el pueblo al que culpábamos de arrasar al nuestro también había desparecido del mapa, solo sobrevivió una niña de 8 años, Beth. Ella nos relató como unas sombras aparecieron en la aldea y lo quemaban todo, la pobre no podía dejar de llorar y por la noches sufría pesadillas que la hacían retorcerse.
 
Cuando llegó el día del rescate cogí la mano de Beth y decidí llevarla a nuestra aldea y enseñarle las ropas de mi marido semi calcinadas, y pareció que había visto un fantasma, los ojos se le salían de las orbitas y me suplicaba que nos fuésemos de allí, que la llevara lejos de ese monstruo. Fue el momento en que me convencí finalmente que R era un traidor y un asesino, de siempre es sabido que los pequeños no mienten.
 
Al llegar al nuevo poblado me reuní con Albert y mi padre, hice que Beth les relatara lo sucedido, y al terminar yo les leí la carta que me dejo mi... mi marido.
- Yo sé donde aúllan las caracolas- dijo Beth convencida- pero allí viven monstruos que se comen personas y nunca duermen.
- Beth, ¿Está lejos de aquí?- dije con lágrimas en los ojos, por fin sabía donde estaba ese asqueroso traidor con el que me desposé.
- Anne Camile te prohíbo que salgas de la Aldea, ya enviaré a mis hombres más adelante a por él. No permitiré que mi pequeña vaya a ningún sitio, ya he perdido suficiente... - empezaron a bajar lágrimas por sus mejillas aún magulladas, no pudo seguir con lo que me iba a decir.
 
Mi padre envió a seis expediciones de hombres sanos y fuertes en busca del traidor, nunca volvió ninguno para explicarnos que sucedió, pasaron casi dos años del ataque a nuestra antigua Aldea, y he pensado en más de mil formas de matar al asesino de mi madre. Paso de ser mi amado a ser aquel que me dejo huérfana, a mi padre viudo, y a mi pueblo sin reina, a llegado el día en que sea yo quien acabe con él.
 
Pero él siempre se adelantaba a mis pasos antes, así que esta vez no iba a ser menos, en plena noche mientras dormía noté como alguien me acariciaba la espalda, lentamente cogí el puñal de debajo de mi almohada y al girarme le vi. Su mirada era distinta, era oscura, sonreía como si no hubiese sucedido nada, no pude sostener el puñal una especie de fuerza hizo que lo soltará y me abalanzará a besarle. Pero yo le odiaba, lo sabía pero aún así no pude dejar de besarle había algo que me lo impedía.
 
- Anne, te quiero, te quiero por encima del bien y del mal. Intenta entenderme - me susurro al oído y desapareció.
 
 


1 comentario: